A
dos calles y tres minutos de allí, con sus mochilas cuatro baldosas por
delante de donde yo dejé de abstraerme, un par de universitarios en
efervescencia evaluatoria. De Estadística. Dice que la probabilidad. Creo que la teoría ni me la voy a mirar porque. La probabilidad/
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A
veces me replanteo mis mierdas racionales. Después de haberte rezado
hoy cinco o treinta y tres veces, me sales mezclado de entre las pieles
sudadas, de los bultos, los relojes, las prisas y las despedidas y los
encuentros. Tú. La probabilidad. Y yo empiezo a replantearme si mis
mierdas lógicas y materialistas. Precisamente, dos calles y tres minutos
antes, sin que te hubiera buscado, Wally. Sin tener la necesidad/
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Da igual lo que aquellos dos ―tres minutos y medio, dos calles más tarde, adelantados
en baldosas por mí, que dejé de abstraerte asustada―
aprendanmemoricenvomiten sobre la probabilidad. La probabilidad hoy
nunca ha tenido sentido/