viernes, 8 de junio de 2012

De la probabilidad y los encuentros

A dos calles y tres minutos de allí, con sus mochilas cuatro baldosas por delante de donde yo dejé de abstraerme, un par de universitarios en efervescencia evaluatoria. De Estadística. Dice que la probabilidad. Creo que la teoría ni me la voy a mirar porque. La probabilidad/
.
A veces me replanteo mis mierdas racionales. Después de haberte rezado hoy cinco o treinta y tres veces, me sales mezclado de entre las pieles sudadas, de los bultos, los relojes, las prisas y las despedidas y los encuentros. Tú. La probabilidad. Y yo empiezo a replantearme si mis mierdas lógicas y materialistas. Precisamente, dos calles y tres minutos antes, sin que te hubiera buscado, Wally. Sin tener la necesidad/
.
Da igual lo que aquellos dos tres minutos y medio, dos calles más tarde, adelantados en baldosas por mí, que dejé de abstraerte asustada― aprendanmemoricenvomiten sobre la probabilidad. La probabilidad hoy nunca ha tenido sentido/

La musa no era visitada por el poeta

Escríbeme un poema, maldito, y luego te lías un cigarro. Escribe como se escribe cuando el calor te obliga a desnudarte, a masturbarte por aburrimiento o por necesidad o por vicio entre verso y verso. Escríbeme aunque yo no cotice mucho como musa, aunque sepa que debería dedicarme a otra cosa.
........Escribe el poema. Un poema. Una vez que lo tengas, sal a la calle y pégalo en la puerta de una iglesia. Yo fingiré des-esperarte en mi cama.

Unos haikuforismos que nunca presenté al concurso al que iban destinados

La biblioteca
tiene algo de templo
y de sagrado.

El libro guarda
todas las bibliotecas/
Qué paradoja.

Un olor blanco:
Aleteo de hojas
en el silencio.

La biblioteca
esconde a cierto ratón
que leyó a Joyce
Un nuevo género: Lo que quise hacer en un poema pero, por ineptitud propia, nunca llegó a escribirse en verso.
Lo relevante no era dónde estaba el Poeta, sino dónde creía que estaba.