sábado, 8 de mayo de 2010

Flâneur

La foule est son domain, comme l'air est celui de l'oiseau, comme l'eau celui du poisson. Sa passion est sa profession, c'est d'épouser la foule. Pour le parfair flâneur, pour l'observateur passionné, c'est un immense jouissance que d'elire domicile dans le nombre, dans l'ondoyant, dans le mouvement, dans le fugitif et l'infini. Être hors de chez soi, et pourtant se sentir partout chez soi; voir le monde, être au centre du monde et rester caché au monde, tels sont quelques-uns des moindres plaisirs de ces espirits indépendants, passionnés, impartiaux, que la langue ne peut que maladroitement définir. L'observateur est un prince qui jouit partout de son incognito. L'amateur de la vie fait du monde sa famille, comme l'amateur du beau sexe compose sa famille de toutes les beautés trouvées, trouvables et introuvables; comme l'amateur de tableaux vit dans une societé enchatée de rêves peints sur la toite. Aiusi l'amoureux de la vie universelle entre dans la foule comme dans un immense réservoir d'electricité.
-CHARLES BAUDELAIRE-
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[La multitud es su dominio, como el aire lo es de la golondrina, como el agua del pez. Su pasión es su profesión, es unirse a la multitud. Para el perfecto flâneur, para el observador apasionado, es un inmenso placer elegir domicilio entre el número, en lo ondeante, en el movimiento, en lo fugaz y lo infinito. Estar fuera de casa, y sin embargo, sentirse en casa en todas partes; ver el mundo, estar en el centro del mundo y permanecer oculto al mundo, tañes son algunos de los placeres de estos espíritus independientes, apasionados, imparciales, que la lengua sólo puede definir torpemente. El observador es un príncipe que disfruta de su incógnita por todas partes. El amante de la vida hace del mundo su familia, como el amante del bello sexo compone su familia de todas las bellezas encontradas, encontrables e inenecontrable; como el aficionado de los cuadros vive en una sociedad encantada de sueños pintados sobre tela. Así, el enamorado de la vida universal entra en la multitud como en un inmenso depósito de electricidad]

sábado, 1 de mayo de 2010

Un viejo que tenía la cabeza blanca de recuerdos

......El viejo era demasiado viejo. Y tenía demasiados trastos en su cabeza emblanquecida.
......Una mañana temprano, montó un tenderete en medio de la plaza y se puso a regalar sus recuerdos en cajitas de cristal. Recuerdos hermosos, recuerdos históricos, recuerdos de juegos de niños, de canciones antiguas, del cuerpo desnudo de aquella muchacha, recuerdos de guerras, recuerdos horribles para regalar a los enemigos.
......Los fue dando todos a los amnésicos, a los sabios, a los solitarios, a los poetas, a los historiadores, a los enamorados, a los adolescentes, a los morbosos... Y cuando se llevaron el último se sintió vacío como un recién nacido.
.....Entonces el viejo pudo morir liviano y tranquilo.