sábado, 29 de noviembre de 2008

Una noche de verano

Una noche de verano hicieron el amor con el cielo como techo y el viento como sábanas. Al acabar, quedaron abrazados en silencio, vestidos solamente con el sudor del otro, mirando hacia arriba.

- ¿Sabes? – Dijo él – Ahora entiendo eso… Mira las estrellas. Millones de estrellas con sus millones de planetas, y en esos planetas es posible que haya millones de seres que, a lo mejor, están abrazados mirando al otro extremo del universo, sintiéndose tan pequeños como nosotros, que no llegamos a ser la nanoscópica parte de todo esto…

- Yo no lo veo así. – Contestó ella. Entonces le cogió la mano situando la palma hacia el cielo.- ¿Ves tu mano? ¿Cuántas estrellas crees que tapas?

Él se quedó sorprendido por la reacción que había tenido la chica ante sus inquietudes filosóficas. Ella volvió a hablar:

-Pues si sólo con tu mano eres capaz de tapar miles de galaxias, debes ser muy grande.

En ese momento se enamoró de ella.

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