sábado, 27 de agosto de 2011

Nocturno de farolas

El alba naranja de la farola
me recuerda que
ya no escribo poemas
de madrugada; y sin embargo,
ahora mismo
me gustaría estar
haciéndote el amor
y estoy aquí.


Las farolas son árboles de la noche.
Las veneran los mosquitos y los borrachos
que nunca se agarraron a ellas.

Y no hay nada más tópico que decir
que esta noche querría estar sudando
contigo.
Una cucaracha se ríe.
El sereno escapó de otro tiempo
para no abrirte mi puerta.


En las sombras de las farolas
encuentran su coartada los noctámbulos.
El relente se fue por las esquinas.
En el suelo, un cuadrado naranja
se ruboriza de mi jadeo.

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