sábado, 3 de septiembre de 2011

No hay nada peor que tener la suficiente capacidad filológica y crítica como para juzgar tus propias creaciones. 

Odio releer lo que escribo. A veces incluso me siento incapaz de corregirlo. Creo que me autoengaño pensando que tengo que dejar reposar mi escritura, esperar a que madure... Todavía apesta a juventud y, aunque intente evitarlo, detrás de todo hay pulsiones eróticas. Y sin embargo, sentimos la necesidad de escribir de vez en cuando...

En la literatura como en la vida real soy una amante no correspondida. Maldita sea.

2 comentarios:

Manu Collado dijo...

Recuerdo que me dijiste esto mismo antes de confiarme tu blog. Recuerdo también que me lo dijiste en relación a un fragmento de uno de mis escritos que te enseñé cuando hicimos un inciso de hacer volar unos cuantos aforismos. Tal vez esto demuestre que Borges se equivocaba, que tal vez sí somos lo que escribimos...

AnitaFu dijo...

A veces queremos ser lo que escribimos, que no es lo mismo